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El mundo de los negocios en Japón
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La mentalidad de los negocios en Japón

La mentalidad de los negocios en Japón se aprende desde la infancia

Basta una breve aproximación al mundo de los negocios en Japón para percatarnos de lo complejo de las relaciones en lo profesional. Todo parece impregnado de una serie de patrones inmutables y normas no escritas que condicionan hasta la más breve interacción. No es una percepción equivocada: existe todo un código de etiqueta que rige las relaciones laborales en los negocios en Japón. De hecho, funcionan casi como una jerarquía paralela a la sociedad. O ligada a ella, según se mire.

Si es nuestro objetivo desenvolvernos a nivel profesional en el vasto mundo de los negocios en Japón, deberemos, antes que nada, conocer y entender estos usos sociales. Tendremos que librarnos de prejuicios e interpretaciones y sumergirnos de lleno en la compleja mentalidad nipona. Un esfuerzo que vale mucho la pena, la verdad. Pues solo así podremos acceder a un mercado rico y boyante de oportunidades en múltiples sectores.

Negocios y sociedad: un todo indivisible

Como bien sabrá cualquiera que esté familiarizado con la cultura de Japón, si por algo es conocido este país alrededor del mundo es por sus estrictas normas sociales. La cortesía es la base de cualquier relación entre individuos en el país del sol naciente. Existen elaboradas fórmulas para saludar y despedirse y una ingente cantidad de gestos pensados para demostrar buenos modales. Hasta el ángulo y la duración de las famosas inclinaciones está estipulado según la clase de interacción. De hecho, se cuentan hasta tres formas de lenguaje respetuoso de uso habitual en el ámbito laboral:

  • Sonkeigo: Tono de lenguaje respetuoso. Es usado para mostrar cortesía hacia una persona elevando el estatus de la misma.
  • Kenjougo: Un lenguaje humilde que rebaja la posición del hablante respecto a la de su interlocutor. También puede utilizarse para hablar de un grupo o ante un grupo al que deseamos elevar.
  • Teineigo: Lenguaje más neutral pensado para mostrar cortesía sin tener el cuenta el estatus del interlocutor. Es el más común y el primero que aprenden los extranjeros.

Estos códigos de conducta, originados a lo largo de la historia del país, están tan arraigados en la sociedad que son un pilar fundamental de la educación. Los niños japoneses aprenden desde el jardín de infancia a comportarse en público. Un saber que se refina y perfecciona durante toda la etapa educativa hasta alcanzar la edad adulta y el nivel profesional requerido para entrar al mundo laboral. En este punto, la cortesía social se fusiona con el complejo lenguaje del entorno empresarial, dando como resultado los patrones de conducta antes mencionados.

No es de extrañar que existan tantos libros sobre buenos modales en la empresa. Si ya resulta harto complejo para los nativos adecuarse a este entorno, imaginad un recién llegado. Para alguien que se ha criado fuera del país, entender los negocios en Japón supone un reto mayúsculo en el que parte de muy abajo. De hecho, muy por detrás de los niños.

Pequeños negocios desde la infancia

Como comentábamos hace unos párrafos, los niños reciben pautas de cortesía desde la cuna. Pero es que, de hecho, se familiarizan con la conducta empresarial desde bien pequeños. Esto es debido a la ingente cantidad de negocios familiares que proliferan por todo el Japón. Gracias a su mentalidad comercial, en la mayoría de familias uno o varios parientes regentan establecimientos propios. Y los niños entran en contacto con las sinergias sociales del mundo de los negocios en Japón a través de ellos.

No es un tópico del manga y el anime, aunque los suscritos a nuestra newsletter lo mencionen a menudo. Realmente el contacto con clientes y socios en Japón se produce desde edades muy tempranas si lo comparamos con otros países. Los pequeños ayudan a sus parientes con tareas secundarias y esto les permite aprender de sus mayores, haciendo menos complicado su tránsito hacia la esfera de los negocios en Japón.

Fidelidad a la empresa

Este paso en un entorno controlado y cercano como es el negocio familiar resulta indispensable. Pues no basta con tener una buena actitud para ensamblarse en la cultura laboral nipona. A imagen y semejanza de la estructura social de sus antepasados, el mundo de los negocios en Japón bebe del respeto jerárquico. Y eso se traduce en una adscripción y fidelidad a la empresa por parte de los trabajadores.

Las sedes son pues como cortes en miniatura y las oficinas, los castillos del clan familiar a cargo del boyante negocio. Esta metáfora puede resultar muy gráfica y de fácil comprensión para quien se acerca por primera vez a los negocios en Japón, ya que permite entender qué es lo que de ellos se espera. Lo individual queda supeditado a lo colectivo. Como trabajador, el individuo se debe a su empresa y trabajará para contribuir a su crecimiento. Lo que a menudo implica hacer horas extras, procurar no ponerse enfermo para no perjudicar al resto de la plantilla… Y sí, también acudir a las temidas noches de salir a beber con los jefes.

Desde luego, contrasta bastante con la mentalidad europea. Aunque por suerte para los extranjeros, los jóvenes de Japón parecen menos proclives que sus mayores a adecuarse a este modelo. Y si bien la cortesía social en lo empresarial sigue vigente, lo cierto es que el nivel de compromiso con el negocio va ajustándose poco a poco a los estándares occidentales. La cual cosa fomenta la creación de equipos híbridos entre nipones y extranjeros. Una gran ventaja en un mundo interconectado donde el país del sol naciente desea jugar un papel relevante.

Globalización y negocios en Japón

Los negocios en Japón operan a escala mundial

En un mundo globalizado como el actual, no son pocos quienes miran a Japón con una mezcla de admiración y envidia. Las empresas aspiran a abrirse un hueco en ese flamante mercado con más de 120 millones de potenciales clientes. Pero no solo las grandes marcas se sienten atraídas por este territorio insular. Cada año, miles de trabajadores venidos de todas partes tratan de encontrar su lugar en el vasto universo de los negocios en Japón. Y quienes se han preparado a consciencia para ello, suelen conseguirlo.

De nada sirven las negociaciones duras o las jugosas ofertas. Japón se rige por sus propias normas en lo tocante a lo económico. Como expresa Javier Landeras en su obra Cómo hacen los japoneses (Satori Ediciones, 2014), cualquier triunfo en el mercado nipón va precedido por un conocimiento exhaustivo y puesta en práctica de sus valores culturales. Aquellos que no tienen en cuenta este aspecto, acostumbran a fallar en sus intentos de aproximación.

Aunque lejos de amilanarnos, debemos ver este férreo deseo de los japoneses por mantenerse firmes a su modo de hacer las cosas como una oportunidad. Con una preparación adecuada y partiendo siempre desde el respeto y el conocimiento de su mentalidad, es posible para cualquier profesional participar de los negocios de Japón sin importar sus orígenes. Siempre y cuando aprenda a vivir como su nueva normalidad ciertas conductas:

  • Lentitud en la toma de decisiones: Cualquier aspecto es debatido y consensuado de manera colectiva, lo cual lleva a largas reuniones hasta alcanzar un quorum.
  • Inexistencia de la voz individual: No se valora la disidencia de pensamiento, sino el enfoque en el colectivo. Centrarse en la propia concepción de un problema suele considerarse censurable.
  • Limitación de la iniciativa: Destacarse dentro de la empresa es más complejo, al no poderse apoyar el profesional en el valor de su voz individual. Esto frustra bastante a los extranjeros.

Al principio, estas dinámicas pueden parecer un escollo para el crecimiento personal. Pero quienes se adaptan a la cultura de los negocios en Japón con rapidez, no tardan en hallar otras herramientas. El apoyo del grupo, la relación estrecha con los superiores y el sentido de la responsabilidad suplen al individualismo. Y con ello, abren la puerta a un mercado laboral que está arrollando en muchas ramas estratégicas de la economía global.

Sectores punteros de los negocios en Japón

Los negocios en Japón abarcan sectores punteros

No estamos descubriendo nada nuevo al decir que Japón es una potencia económica. Su influencia global es indiscutible hoy día y también la razón de que muchos profesionales busquen crecer en este país. Participar de los negocios en Japón supone una apuesta de futuro para cualquier persona que desee consolidar su carrera laboral. Entre otras cosas, por los múltiples sectores punteros en los cuales el país nipón tiene influencia. O incluso una posición de liderazgo.

Automoción

Hablar de vehículos y Japón en la misma frase es sinónimo de calidad. El país del sol naciente es reconocido a nivel mundial como uno de los grandes fabricantes de coches. Entre otras cosas, porque entorno al 20% de su economía está vinculada al transporte. Toyota, Honda… Son nombres reconocidos y que inspiran confianza en el consumidor. Pero también entre los profesionales interesados en formar parte del mundo de los negocios en Japón.

No en vano, la industria automovilística nipona es un ejemplo de adaptación a los cambios que le ha permitido mantener su posición en el mercado global. Esta ha sabido adecuarse a los tiempos, incorporando al motor las innovaciones tecnológicas más demandadas y apostando por la construcción de baterías de litio. El salto del combustible al eléctrico no ha supuesto un trauma; ha sido una transición natural.

Tecnología

Si Asia es la cuna del progreso tecnológico, Japón es la punta de lanza de este desarrollo sectorial. La industria nipona apuesta fuerte desde hace décadas por las nuevas tecnologías. Y esto ha permitido que el país se convierta en un referente en cuanto a los últimos avances. No sorprende que tantos perfiles profesionales vinculados a campos afines vean en los negocios en Japón una oportunidad para crecer y consolidarse. La tecnología nipona es un terreno sólido y en expansión.

Electrónica

Desde 1960, las empresas japonesas han apostado fuerte por la industria electrónica en su amplio espectro. A día de hoy, Japón es crucial dentro del sector a escala global y no son pocos los negocios nacionales vinculados a este campo. Y es que, desde los electrodomésticos de uso común hasta los más sofisticados avances, el país del sol naciente ha sabido encontrar su lugar en el ámbito de la electrónica.

Del mismo modo que sucede con los automóviles, muchas empresas japonesas son sinónimo de calidad y confort para el consumidor. Sharp, Panasonic o Casio son solo algunos nombres que tenemos integrados y que forman parte de nuestra vida cotidiana. Entre otras cosas, porque parte de la electrónica japonesa se centra en ofrecer mejoras en el ámbito doméstico. Y si bien en Occidente no somos tan forofos de las máquinas como en Japón, lo cierto es que sus marcas son ya parte del día a día en millones de hogares y oficinas alrededor del mundo.

Si damos el salto al campo de la ofimática, empresas punteras como Sony o Toshiba siguen siendo líderes del sector. Y si bien el área de los smartphones ha perdido potencia en los últimos años, los negocios en Japón han compensado esta caída reforzando su posición en las aplicaciones industriales. La electrónica nipona es, a día de hoy, algo más que portátiles bellos y funcionales. Sus empresas trabajan para ofrecer a grandes corporaciones servicios de almacenamiento y procesamiento de datos. Puntos clave en la revolución tecnológica que vivimos. Y también un aliciente para buscar abrirse hueco en lo laboral.

Robótica

Japón lidera la producción y el uso de robots a escala mundial. Y aunque parezca sorprendente, es algo que lleva haciendo desde el periodo Edo. Los karakuri, autómatas de madera utilizados durante esa época en espectáculos públicos, fueron los precursores de portentos tecnológicos como el Robot Pepper. Sin duda alguna, una transición natural que explica el por qué de la precisión de los japoneses en el campo de la robótica.

La pandemia de COVID en 2020 ayudó a afianzar este sector y, en la actualidad, los robots en Japón son ya parte de algunos ámbitos laborales. Servicios como la restauración integran modelos como el simpático gatito BellaBot para atender a sus clientes. Y en la medicina, el modelo RIBA se ha convertido en una ayuda indispensable para el cuidado de los ancianos. Hasta el ocio está abriéndose a la robótica con mascotas como el perro AIBO.

Este uso extendido de androides comporta una ingente demanda de profesionales. La cual cosa ha propiciado una apertura del mercado nipón al talento extranjero. Hoy día, los perfiles tecnológicos afines a la robótica lo tienen más sencillo para integrarse en los negocios en Japón que hace una décadas. Si bien, como venimos recalcando, hacerse a la cultura del país y conocer su idioma resultará indispensable para prosperar.

Entretenimiento

El tercer gran bloque económico en el que Japón juega un papel destacado dentro del mercado global es el que atañe al ocio en sus múltiples sectores. Desde mediados del siglo XX, el país del sol naciente ha visto en la producción cultural una ventana por la cual presentarse al mundo. Y debemos reconocer que ha tenido éxito en su empresa. Las pantallas y las viñetas son, a día de hoy, el primer contacto que cualquier extranjero tiene con este país. Motivo por el cual la industria del entretenimiento factura por millones.

Videojuegos

Vinculado con el poder tecnológico del país, el sector del ocio japonés considera a los videojuegos como la joya de la corona. ¿Quién no ha disfrutado de algún título del gigante Nintendo? La mayoría de juegos que arrasan en el mercado global como las franquicias Pokémon o Final Fantasy tienen tras de sí a un equipo japonés de gran prestigio.

Pero no solo en los estudios creativos triunfa el videojuego japonés. Al país del sol naciente le debemos también la creación y consolidación de consolas míticas. Desde las famosas SEGA que trajeron consigo el auge de los salones recreativos hasta los pequeños y entrañables Tamagotchi. Pasando, por supuesto, por los múltiples modelos de Nintendo y Playstation hasta llegar a nuestros días.

Tratándose de un sector que parece no haber tocado techo, la industria japonesa apuesta por la pericia y el talento. De ahí que existan a día de hoy no pocos estudios híbridos que importan talento extranjero tanto para el desarrollo como para la fabricación de juegos y consolas. Los profesionales de este campo tienen en los negocios de Japón todo un vasto mar de oportunidades para crecer a la ampara de una de las industrias más sólidas del mundo.

Manga y anime

El coloso sector editorial nipón apuesta por las historias contadas a través de viñetas. Revistas consolidadas con décadas de trayectoria a sus espaldas como Shūkan Shōnen Jumpofrecen al público decenas de aventuras. Las mejores de entre ellas, son puestas a la venta por tomos y exportadas a todo el mundo con tiradas de millones de ejemplares. Y las más vendidas, acaban cediendo sus derechos a empresas de animación que las convierten en seriales de éxito en televisión. Dentro y fuera de sus fronteras.

Además, en los últimos tiempos, gracias a su afán de crecimiento, Japón ha propiciado un interesante cambio a la hora de elegir obras. Si bien los mangakas nacionales siguen siendo tratados como celebridades, la industria editorial cada vez es más proclive a contar con autores y profesionales extranjeros. Lo que abre la puerta a ilustradores, diseñadores y escritores para hacerse un hueco en los negocios en Japón.

Sí, es posible ser mangaka sin haber nacido en el país. Pero será importante desenvolverse a la perfección en japonés. Aunque si nos gusta este tipo de ocio, tenemos medio camino andado. Manga y anime son no solo un sello de identidad del entretenimiento en Japón. Son embajadores de su cultura a nivel mundial y también maestros indirectos. Gracias a estas historias, es posible entender las relaciones interpersonales en Japón, observar una visión del mundo empresarial desde las viñetas. Y sí, como bien saben los suscriptores a nuestra newsletter, también ejercen como mentores a la hora de empezar a aprender japonés.

El japonés: la puerta a los negocios en Japón

El Japonés abre la puerta a los negocios en Japón

Como hemos podido comprobar, encontrar nuestro lugar en el tejido empresarial nipón es una tarea no exenta de dificultades. Pero sin duda, el esfuerzo merece la pena. En la actualidad, el país del sol naciente se cuenta en la selecta lista de potencias mundiales en crecimiento. Lo que garantiza a un trabajador cualificado el acceso a un abanico muy atractivo de oportunidades en lo laboral. Es factible para nosotros, como profesionales extranjeros, abrirse un hueco en los negocios en Japón. Siempre y cuando nos lo tomemos en serio desde el primer momento, claro.

Un buen conocimiento de la mentalidad nipona y su cultura son fundamentales para afianzar este camino. Pero para alcanzar la excelencia, es necesario dar un paso más y atreverse con el idioma japonés. Sí, los japoneses entienden el inglés. Pero no será suficiente con un dominio de esta lengua para granjearnos su favor. Menos aún las ganas de las empresas para hacernos un hueco en su plantilla. Si queremos formar parte del tejido empresarial nipón, nos va a tocar aprender a desenvolvernos en su propio idioma.

Tiene lógica más allá del pragmatismo. En una sociedad que reverencia por encima de todo el respeto por la tradición, que un extranjero se aventure a estudiar y hablar su lengua para comunicarse es visto con muy buenos ojos. Es una muestra de cortesía y respeto hacia ellos, y ya sabemos la importancia que esto tiene para su mentalidad. De hecho, aprender japonés es la puerta de entrada más rápida a los negocios en Japón. De ahí que tantos políticos y delegados comerciales hagan el esfuerzo de familiarizarse con el idioma para poder tratar con sus homólogos nipones.

El aprendizaje puede iniciarse de un modo autodidacta. Incluso a través del ocio, como antes mencionábamos. Pero integrar las estructuras y el lenguaje cortés (keigo) en sus múltiples variantes requiere de apoyo. Contar con voces nativas familiarizadas con la enseñanza a extranjeros facilita sobremanera la tarea y acorta el tiempo de estudio necesario para adquirir un buen nivel. Es por eso que parte de las clases que ofertamos en Hanyu Chinese School se enfocan en alumnos cuyo dominio de la lengua nipona persigue el objetivo de acercarles al entorno de los negocios en Japón. Porque el conocimiento siempre abre puertas, pero el saber japonés es el sendero más directo y sencillo a una cultura ancestral y a su potente tejido económico.

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