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La escritura china y japonesa pueden parecer similares a primera vista por compartir caracteres de origen chino, pero en realidad difieren en estructura, uso y evolución.
La escritura chiaDELANna, con miles de años de historia, utiliza logogramas (hanzi), mientras que la japonesa combina caracteres chinos (kanji) con dos alfabetos silábicos propios: hiragana y katakana.
En este artículo veremos 7 diferencias clave que te ayudarán a distinguir un texto chino de uno japonés, entendiendo también la historia y la cultura que hay detrás de cada sistema.
Aunque la escritura china y japonesa comparten una raíz histórica, su desarrollo independiente ha creado dos sistemas únicos. Cada uno tiene características que afectan no solo a la forma de escribir, sino también a la manera en que se aprende y se usa en la vida diaria.
Una de las formas más claras de distinguir entre la escritura china y japonesa es entender cómo está estructurado cada sistema.
La escritura china se basa exclusivamente en hanzi, logogramas donde cada carácter representa una palabra o concepto. No existe un alfabeto como tal: para leer y escribir, es necesario memorizar miles de caracteres, cada uno con su significado y pronunciación propios.
En cambio, la escritura japonesa combina tres sistemas diferentes:
Esta triple combinación hace que un texto japonés mezcle símbolos complejos (kanji) con sílabas más simples (kana), algo que no ocurre en un texto chino, donde todos los signos son caracteres logográficos.
Otra forma de diferenciar la escritura china y japonesa es observando la cantidad de caracteres que un hablante necesita dominar para leer y escribir con fluidez.
En chino moderno, una persona alfabetizada conoce entre 3 000 y 4 000 caracteres (hanzi), aunque el diccionario completo de la lengua incluye decenas de miles. Para leer un periódico o un libro generalista, suelen ser suficientes unos 2 500–3 000 caracteres.
En japonés, el Ministerio de Educación ha establecido una lista oficial de 2 136 kanji de uso común (Jōyō kanji). Sin embargo, además de estos caracteres, el lector debe manejar con soltura los dos silabarios: hiragana y katakana. Esto significa que un texto japonés exige el dominio simultáneo de tres sistemas distintos, lo que añade una capa extra de complejidad al aprendizaje.
En resumen: aunque el chino utiliza un mayor número total de caracteres, el japonés combina varios sistemas en una misma frase, lo que también implica un esfuerzo considerable para estudiantes y lectores.
En chino, una persona con una educación media conoce entre 3.000 y 4.000 caracteres. En japonés, aunque se requieren aproximadamente 2.000 kanji para leer un periódico, también es necesario dominar el hiragana y el katakana. El sistema japonés resulta más complejo debido a esta combinación de tres sistemas de escritura.
En el siglo XX, tanto la escritura japonesa y china fueron reformadas para facilitar la alfabetización.
En China, se crearon los caracteres simplificados (jiǎntǐzì) en la década de 1950, reduciendo trazos y variantes. Hoy se usan en China continental y Singapur, mientras que Taiwán, Hong Kong y Macao mantienen la escritura tradicional.
En Japón, la reforma Shinjitai simplificó algunos kanji tras la Segunda Guerra Mundial, pero de forma menos profunda. Se conservaron formas tradicionales (Kyūjitai) en contextos formales y nombres propios.
El cambio fue más radical en China, lo que hace que un texto moderno en caracteres simplificados se vea más “limpio” que uno en japonés o chino tradicional.
Una diferencia clave entre la escritura china y japonesa está en la lectura de los caracteres.
En chino, cada hanzi tiene una única pronunciación estándar (con posibles variaciones dialectales) y su significado se interpreta en función del tono, de los cuales existen cuatro en mandarín.
En japonés, los kanji suelen tener varias lecturas: onyomi (de origen chino) y kunyomi (nativa japonesa), además de excepciones y combinaciones que cambian la pronunciación. Esto significa que un mismo kanji puede leerse de distintas formas según el contexto, algo que no ocurre en chino.
Esta multiplicidad de lecturas hace que el japonés requiera no solo aprender el significado de cada kanji, sino también memorizar sus posibles pronunciaciones.
Aunque un ojo no entrenado podría confundirlos si no presta atención a los detallas, lo cierto es que a simple vista, la escritura china y japonesa pueden diferenciarse claramente por su estilo visual.
La escritura china suele mostrar caracteres más uniformes y con trazos definidos, especialmente en su versión impresa, reflejando su origen puramente logográfico.
El japonés, en cambio, mezcla kanji con los silabarios hiragana y katakana. Esto genera una alternancia entre caracteres complejos y signos más simples y curvilíneos, lo que le da un aspecto más variado y con espacios visuales más amplios.
En caligrafía artística, ambas escrituras comparten técnicas y herramientas, pero el contraste entre kanji y kana es característico del japonés.
La escritura japonesa y china utilizan sistemas auxiliares para guiar la pronunciación, pero lo hacen de forma distinta.
En chino, el más usado es el pinyin, un sistema de transcripción al alfabeto latino que indica tonos y facilita el aprendizaje de los hanzi.
En japonés, se emplean los furigana, pequeños hiragana sobre los kanji para mostrar su lectura, y el rōmaji, que transcribe la escritura japonesa al alfabeto latino.
Mientras que el pinyin es fundamental en la enseñanza del chino, los furigana en japonés se usan de forma selectiva, sobre todo en textos infantiles, manga o materiales educativos.
La escritura japonesa tiene su origen en la adopción de caracteres chinos (kanji) entre los siglos V y VII, cuando Japón comenzó a importar cultura y conocimiento desde China.
Con el tiempo, los japoneses adaptaron estos caracteres a su propio idioma, creando escrituras silábicas derivadas del man’yōgana: el hiragana y el katakana.
Este proceso dio lugar a un sistema mixto único, que combina logogramas y sílabas fonéticas, diferenciándose claramente de la escritura china, que se ha mantenido exclusivamente logográfica.
Más allá de la escritura, existen diferencias importantes en la dificultad de aprendizaje del chino y el japonés.
En chino mandarín, el reto principal está en la pronunciación tonal: cuatro tonos que cambian el significado de una palabra, además de la memorización de miles de hanzi. La gramática, sin embargo, es relativamente sencilla y carece de conjugaciones verbales complejas.
En japonés, la pronunciación es más accesible, pero la gramática es mucho más elaborada, con conjugaciones, niveles de formalidad (keigo) y partículas que definen la estructura de la frase. Además, el estudiante debe dominar tres sistemas de escritura simultáneamente.
El chino exige más trabajo en pronunciación y memorización de caracteres, mientras que el japonés requiere mayor esfuerzo en gramática y manejo de varios alfabetos.
A modo de repaso, estas son las principales diferencias entre la escritura china y japonesa, más una extra sobre el aprendizaje:
A lo largo de este artículo, hemos explorado cómo la escritura china y japonesa, a pesar de compartir raíces históricas, presentan diferencias importantes que las hacen únicas. Si quieres profundizar más y te interesa aprender chino, te invitamos a probar una clase gratuita en Hanyu Chinese School. Seleccionaremos un profesor exclusivo de nuestro equipo docente, solo para ti.
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Fuentes: Wikipedia