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La bandera de Japón, también conocida como Nisshōki o "bandera del sol en forma de disco", es un poderoso emblema que ha desempeñado un papel importante en la formación de la identidad de Japón como nación y continúa siendo una fuente de orgullo para el pueblo japonés. Con un diseño minimalista —un disco rojo sobre fondo blanco— encierra siglos de historia, mitología y significado cultural. En esta introducción veremos por qué ha llegado a ser mucho más que un simple emblema, para luego profundizar en sus orígenes, evolución y usos actuales.
A lo largo de los siglos, la Bandera de Japón ha pasado de ser un símbolo mitológico a un emblema político y cultural. En este apartado recorreremos su evolución desde los relatos fundacionales del país, su empleo por clanes samuráis, su adopción como símbolo nacional y las transformaciones que ha vivido en la era contemporánea.
La Bandera de japón hunde sus raíces en la mitología sintoísta, que atribuye el origen del país a la diosa solar Amaterasu Ōmikami. Según la leyenda, Amaterasu envió a su nieto Ninigi a gobernar las islas, otorgándole los Tres Tesoros Sagrados como símbolos de autoridad divina. Esta conexión con el sol cimentó la idea de Japón como el País del Sol Naciente, concepto que siglos después inspiraría la creación de un emblema circular rojo sobre fondo blanco.
Los primeros registros históricos que aluden a un diseño similar a la actual bandera datan del año 701 d.C., durante el reinado del emperador Monmu, cuando se emplearon estandartes con un disco solar en ceremonias cortesanas. Aunque no existía una bandera nacional en el sentido moderno, este motivo solar comenzó a aparecer en objetos, ropajes y estandartes ceremoniales de la corte imperial, asociándose progresivamente a la autoridad del emperador.
En siglos posteriores, el disco rojo se convertiría en un elemento recurrente en representaciones oficiales y decoraciones, consolidando su identidad visual mucho antes de que la bandera japonesa fuera oficializada.
Durante el periodo medieval japonés, el motivo del sol rojo fue adoptado por poderosos clanes samuráis, especialmente por los Taira y los Minamoto, quienes lo incorporaban en sus estandartes de guerra. Estos estandartes, conocidos como uma-jirushi o “marcas de caballería”, servían para identificar a los señores feudales en el campo de batalla.
En el turbulento periodo Sengoku (siglos XV–XVI), el disco rojo sobre fondo blanco se consolidó como un signo de fuerza y unidad en ejércitos locales. Más tarde, bajo el shogunato Tokugawa (1603–1868), el diseño comenzó a usarse de forma más estandarizada en contextos navales y diplomáticos, especialmente para representar a Japón en contactos con potencias extranjeras.
Con la Restauración Meiji en 1868 y la apertura del país al mundo, surgió la necesidad de una bandera nacional moderna. El 27 de febrero de 1870, el gobierno emitió el Decreto N.º 57, estableciendo oficialmente el uso del Hinomaru como bandera civil y naval. Esta fue la primera vez que la Bandera de Japón recibió reconocimiento legal, con proporciones y ubicación del disco solar claramente definidas.
El siglo XX fue un periodo de fuertes transformaciones para la bandera de Japón. Durante la expansión imperial y la Segunda Guerra Mundial, el Hinomaru se convirtió en un símbolo omnipresente del nacionalismo japonés, utilizado en campañas militares, propaganda y ceremonias patrióticas. Sin embargo, esta asociación también generó rechazo en países que sufrieron la ocupación nipona, como China y Corea del Sur.
Tras la derrota en 1945, las autoridades de ocupación estadounidenses impusieron restricciones a la exhibición de la bandera, limitando su uso a eventos autorizados. A partir de 1949, las limitaciones se suavizaron gradualmente y el Hinomaru volvió a verse en escuelas, competiciones deportivas y actos oficiales, aunque sin un reconocimiento legal claro como símbolo nacional.
Esa situación cambió en 1999, cuando el Parlamento japonés aprobó la Ley de la Bandera e Himno Nacional, que definió oficialmente al Hinomaru como la bandera de Japón y al Kimigayo como himno. La aprobación fue polémica, especialmente en el ámbito educativo, donde aún hoy existen debates sobre la obligatoriedad de izar la bandera y cantar el himno en ceremonias escolares.
En la actualidad, el Hinomaru ondea en edificios gubernamentales, eventos internacionales y celebraciones deportivas, manteniendo su doble faceta: símbolo de orgullo nacional para muchos japoneses y recuerdo de un pasado conflictivo para algunos de sus vecinos.
La bandera de Japón, con su sencillo diseño de un disco rojo sobre fondo blanco, encierra un significado cultural y espiritual que va mucho más allá de lo estético. El círculo rojo representa al sol naciente, un elemento central en la mitología y cosmovisión japonesa, vinculado a la diosa Amaterasu y al origen divino de la nación. Esta conexión explica que el país sea conocido en japonés como Nihon o Nippon, ambos términos que significan literalmente “origen del sol”.
El color rojo simboliza energía, vitalidad y sinceridad, mientras que el fondo blanco se asocia con pureza, honestidad y paz. En conjunto, la bandera proyecta una imagen de armonía entre fuerza y rectitud moral, valores profundamente arraigados en la identidad japonesa.
A nivel interno, para muchos japoneses la Bandera de Japón es un emblema de orgullo nacional, unidad y tradición. Sin embargo, fuera del país, el Hinomaru puede despertar percepciones diversas. En algunas naciones de Asia Oriental, especialmente China y Corea del Sur, todavía persiste cierta asociación con el periodo imperialista y militarista del siglo XX, lo que ha generado controversias en eventos deportivos o diplomáticos donde ondea el emblema.
En la actualidad, su simbolismo se interpreta también en clave de modernidad y proyección internacional. En competiciones deportivas, actos culturales o iniciativas comerciales, el Hinomaru representa la creatividad, el compromiso y la excelencia japonesa, reforzando el vínculo entre su historia milenaria y su posición como potencia global.
a Bandera de Japón presenta un diseño minimalista pero regulado con precisión. Según la Ley de la Bandera e Himno Nacional de 1999 y documentos oficiales del Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología, su proporción es de 2:3. El disco rojo, que simboliza el sol, está perfectamente centrado y su diámetro equivale a tres quintas partes del ancho de la bandera.
El color rojo del disco, llamado oficialmente beni-iro, tiene especificaciones cromáticas precisas según el sistema Munsell, mientras que el fondo es blanco puro. Esta estandarización evita variaciones que puedan alterar la percepción simbólica del emblema.
Además, las versiones para uso marítimo, escolar o ceremonial están confeccionadas con materiales resistentes y en ocasiones llevan refuerzos en los bordes para soportar condiciones climáticas adversas. Aunque su diseño pueda parecer simple, la exactitud de sus medidas y colores es fundamental para garantizar la identidad visual de la Bandera de Japón en cualquier contexto.
El protocolo para el izado y uso de la Bandera de Japón es estricto y se rige por costumbres oficiales y guías publicadas por el gobierno. Por norma general, la bandera se iza al amanecer y se arría al atardecer. Cuando se exhibe junto a otras banderas, el Hinomaru debe colocarse en la posición de mayor honor, normalmente a la derecha desde la perspectiva del espectador o en el centro si hay tres mástiles.
En ocasiones de duelo nacional, se emplean dos métodos: izar la bandera a media asta (han-ki) o añadir una cinta negra en la parte superior (chō-ki). En el ámbito escolar y en eventos públicos, especialmente desde la aprobación de la Ley de 1999, se exige su izado y la interpretación del himno nacional Kimigayo. Esto ha generado debates y protestas por parte de ciertos sectores educativos que consideran estas obligaciones como un recordatorio de épocas militaristas.
Una tradición singular vinculada al protocolo es el Hinomaru-yosegaki: una bandera sobre la que familiares y amigos escriben mensajes de apoyo o buena suerte, práctica común durante la Segunda Guerra Mundial y que hoy se mantiene en ciertos contextos deportivos o culturales.
Aunque el Hinomaru es la bandera de Japón oficial, existen otras banderas históricas vinculadas al país que han generado tanto orgullo como controversia.
La más conocida es la bandera del Sol Naciente (Kyokujitsu-ki), compuesta por un disco rojo con dieciséis rayos que se extienden hacia los bordes. Utilizada históricamente por la Armada Imperial Japonesa, sigue siendo empleada por las Fuerzas Marítimas de Autodefensa, aunque en países como China y Corea del Sur se percibe como un símbolo asociado al expansionismo militar japonés.
Otra variante destacada es el estandarte imperial, que muestra un crisantemo dorado de 16 pétalos sobre fondo rojo. Este símbolo, exclusivo de la Casa Imperial, no se utiliza como bandera nacional, pero tiene un gran valor heráldico y ceremonial.
También existen versiones regionales y prefecturales que incorporan el Hinomaru en sus diseños, así como adaptaciones decorativas para festivales y competiciones deportivas. Estas variantes, aunque no oficiales, refuerzan la presencia del motivo solar en múltiples facetas de la identidad visual japonesa.
La bandera de Japón no solo ondea en instituciones y eventos oficiales; también está presente en el deporte, el arte, la moda y la vida cotidiana. En este apartado veremos ejemplos de su presencia cultural, curiosidades históricas y anécdotas, además de un enlace para ampliar información sobre la cultura japonesa.
Si quieres conocer más sobre costumbres y vida moderna en Japón, visita nuestro artículo Cultura de Japón: tradiciones, arte y vida moderna.”
¡Normal!
La bandera de japón es un símbolo de gran peso histórico y cultural, amado por muchos y criticado por otros debido a su pasado. Conocer su historia ayuda a entender mejor la compleja identidad del país y para nosotros, es importantísimo comprender el contexto socio-cultural que envuelve a esta bandera tan reconocible.
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Fuentes: Wikipedia, Gobierno de Japón